“Me sentía bloqueada y no sabía cómo encauzar ciertos aspectos de mi vida. Además, tenía dificultades para respetar mis necesidades y defender mis derechos. Muchas veces no era capaz de decir que NO aunque eso supusiera perjudicarme a mí misma.
Todo ello hacía que me sintiera insegura y agobiada con las demandas de mi ambiente y sentía que no tenía capacidad para hacerles frente. Solía responsabilizarme y encargarme de cosas que no eran mías y eso me producía mucho malestar.
Gracias al trabajo que hice con Maria he podido aprender a escucharme, a gestionar mejor mis emociones, a atender mis necesidades y a defender mis derechos cuando es necesario. He mejorado mi manera de comunicarme con los demás, lo que me permite expresar lo que pienso y siento. También he podido aprender a identificar aquello que puedo controlar y de lo que me puedo responsabilizar y así disminuir mi autoexigencia y evitar sobrecargarme.
Actualmente me siento mucho más fuerte, segura y confiada. Soy mucho menos exigente conmigo misma y con las cosas del día a día. Esto ha repercutido de forma muy positiva en mi rendimiento y en mis relaciones personales, dónde me siento más segura para reivindicar el espacio que necesito sin dejar de ser un apoyo para las personas a las que quiero. El proceso de terapia empezó como un recurso para solucionar mis problemas y se ha convertido en un proceso de crecimiento personal que ha reforzado mi autoestima.
Maria me ha ayudado a encontrar soluciones, a potenciar mis recursos, a mejorar mi estado de ánimo y mi forma de ver las cosas para poder ser la mejor versión de mí misma”.